ESTRATOSFÉRICO
Ígneo y tangente, angulado, rozando el semiobtuso; agudizado el sentido, volátil, puro vértigo, visible el abismo, desde que de ese instante me apodero, o abuso. Fenómenos coloreados, es la fiesta de la palabra; magnificente en su baile de máscaras, pálida e insinuante mirada cristalina; el circo del hastío, inane y baldío, diáfanas ráfagas de clarividencia, exposición al vacío. Augura noche de lobos, marcada la tierra, luz de luna; azul. Un millón de zafiros, cristales sin cara...
Fue prólogo concluyendo un libro, el epílogo de infinitas páginas en blanco; historias futuras, adormecidas, que jamás existieron; historias pasadas, agitadas, esperando a ser vividas. Complejo, imaginariamente cierto, certidumbre en simetría, espejos sin imagen: imagen de palabra, sin la palabra, impropiamente esbozada. Palabras al viento, eco errante sin voz, susurro narcótico; y sus finas elocuencias, y sus tristes despertares, y sus olvidados recuerdos. Memorias del zafiro, cristal sin cara...
***
Anduvo haciendo travesuras, con su sonrisa bien dibujada; anduvo en las sombras el tirano, el malabarista de sueños, el ser que jamás fue, el devenir eterno e infinito, el arquitecto del sinsentido, el gladiador de lo nefasto.
Y anduvo y anduvo, jugando con cada flor que encontróse por su camino. El ingeniero de la palabra, despertóse de su letargo;
asesinando con la palabra, oh, zafiros cristalinos: ¡estratosférico!
Escisión arbitraria.
Sebastián Agulló
1983
Fuengirola